El exalcalde y líder del trabajo de cultura ciudadana en la alcaldía de Antanas Mockus, habló de la necesidad de convocatoria que la gente necesita al emprender acciones para mejorar la convivencia.
Arrancamos con la tercera fase de #CatarsisBogotá, la iniciativa de El Espectador y Despacio.org para comprender qué les aburre a los bogotanos de esta ciudad, escuchar las propuestas de la gente para mejorar la convivencia y hablar con expertos sobre los temas e ideas que vayan surgiendo en este ejercicio en proceso. Para esta etapa hablamos con Paul Bromberg, exalcalde y profesor de la Universidad Nacional, quien lideró el programa de cultura ciudadana en la primera alcaldía de Antanas Mockus. Charlamos sobre el proyecto y las ideas que mencionaron las personas en el reciente sondeo que hicimos.
Lo primero que le explico a Bromberg es que la primera fase de #CatarsisBogotá comenzó con un sondeo (sin pretensiones de investigación rigurosa, pues se trata de un ejercicio de reflexión ciudadana), en el que le preguntamos a la gente “qué es lo que más le amarga de Bogotá?”. En una semana obtuvimos 1.995 respuestas, con un resultado interesante: la palabra más mencionada fue GENTE. En esa fase las personas se refirieron a que les molestaban la grosería, la agresividad, la falta de colaboración, la intolerancia, la indiferencia, entre otros aspectos.
Por eso -le digo al profesor Bromberg- en la segunda fase hicimos otro sondeo en el que se trataba de pasar de la crítica a la acción. Preguntamos: “¿Cómo contribuiría USTED* a solucionar los problemas de convivencia, actitudes y comportamientos negativos de la gente en Bogotá? (*mencione acciones o ideas concretas)?” (vea la encuesta aquí). Como era de esperarse, las respuestas con ideas para hacer menos amarga esta ciudad fueron mucho menores a las quejas: obtuvimos sólo 214.
En esas 214 respuestas las personas hablaron, en general, de los comportamientos que quieren evitar en la ciudad, pero hubo dificultad al proponer acciones para mejorar la convivencia. Así que aunque los bogotanos saben cuáles son los comportamientos que los amargan y causan conflictos, no existe una voluntad masiva para cambiarlos desde las prácticas propias y cotidianas.
“Cuando esa situación existe lo que usted tiene que hacer es convocar y eso no lo puede hacer sino el Gobierno. Uno solo no puede hacer nada. La impotencia es enorme. Usted puede decir: yo cedo la vía en un cruce difícil, pero eso permanece anónimo. En cambio si un gobierno dice: ‘La próxima semana portémonos bien y cedamos la vía’, entonces eso comienza a regarse como pólvora. La gente sí siente que algo está cambiando. Pero solo es complicado”, dice Bromberg.
El exalcalde recuerda algo particular: que en 1995, cuando hicieron la primera encuesta de cultura ciudadana con el equipo de Mockus, así como con #CatarsisBogotá, la gente tenía claro lo que no quería o lo que se debía hacer. “Le preguntamos a la gente cosas como: ¿Qué cree que es conveniente hacer en esta situación?, ¿usted bota papeles a la calle?, ¿cree que está bien o mal botar papeles a la calle? Hicimos toda una lista de acciones porque esta ciudad era un circo. Y la sorpresa fue gigantesca desde el grupo de trabajo, porque la gente tenía muy claro qué era lo que le gustaba que todos hicieran bien. Es decir, no había un problema de cambio de cultura, sino un problema de cambio de comportamiento”.
La cuestión, asegura Bromberg, es que la gente necesita una suerte de liderazgo que convoque para comenzar a sentir que sus acciones están siendo sentidas también por los demás. “Así también se dio el ahorro de agua en Bogotá, que tiene el récord mundial de ahorro en un tiempo de crisis. Comenzamos a decirle a la gente: mire los otros también están ahorrando, todos los días íbamos diciendo la cantidad alcanzada, y ahí comenzó a crecer hasta un 16%. Porque la gente se da cuenta de que lo que hace el anónimo solo en su casa, lo están haciendo otros. Que no están solos”, anota el profesor.
En la segunda fase de #Catarsis Bogotá las respuestas también permitieron ver cómo la gente dejaba las propuestas para mejorar la convivencia bajo la responsabilidad de terceros. Según Bromberg, se trata de algo común en el comportamiento de la mayoría de las personas. E insiste en que la gente se convence si alguien la convoca. Pero ahí viene otro punto: ese alguien que convoca es un asunto importante, no puede ser cualquiera. “Mire, el gran salto que dio Mockus es que realmente ha sido el gobernante extraño de esta ciudad. Nunca ha habido algo tan raro como eso. La gente le creía, por consiguiente su capacidad de convocar era alta. La gente dice: a este man sí le creo. Es como un profeta, este man parece bueno, no es corrupto, es como distinto a los demás políticos. Entonces dice que no botemos papeles en la calle y mientras tanto los demás íbamos a barrer rápido. Y sí, dejaron de botar papeles”, agrega el exalcalde.
Entonces, ¿qué pasó con ese impulso que tuvo la gente en algún momento con la famosa cultura ciudadana (aunque pueda resultar demasiado conductista para muchos)? Para Bromberg, se trata de que nadie volvió a convocar desde que Mockus dejó su segunda alcaldía. “Hay alcaldes desde Garzón que no se dieron cuenta de que los bogotanos son más solidarios de lo que ellos piensan. La gente quiere sentirse en colectivo. Y por eso dice que quiere más identidad bogotana (como lo señalaron en las encuestas de #CatarsisBogotá). Lo que quiere es sentir que él no es el único que siente algo por la ciudad, que los otros también. Eso es todo. No se quieren dar cuenta que eso vale la pena. Los próximos alcaldes tampoco creo que lo van a descubrir”.
En el segundo sondeo realizado sobre las ideas de la gente, muchos mencionaron que hay que evitar la violencia, que se debe pensar en el otro y cuidarlo, y respetar las normas. Así que Bromberg dice que una característica que ve en general en estos resultados de la segunda fase del proyecto es que los bogotanos sí quieren tener la oportunidad de portarse bien, les gusta cumplir la ley y que los demás la cumplan. Pero el lío ha sido, asegura él, que se está perdiendo la opción de explotar ese deseo de los bogotanos de cumplir la ley. “Además, al igual que el resto de colombianos, somos muy laxos en el tema de entender qué se debe hacer con el transgresor, tenemos muy por delante la palabra perdón y muy por atrás la palabra sanción. Eso lo decimos poco. Para que no me sancionen cuando hago algo mal acepto que no sancionen a otros”.
Finalmente, Bromberg asevera que cultura ciudadana no es hacer campañas pedagógicas, sino algo que tiene que ver con un trabajo de ingeniería con la autoridad, la policía, con expertos en comunicación, mucha actividad comunitaria. Y tampoco todo se resuelve con cultura ciudadana. También resalta que entre los candidatos actuales a la Alcaldía no ve a alguien que pueda convencer a la gente totalmente, una figura legítima y carismática que sea capaz de convocar nuevamente. “Entonces va a tocar hacer lo que se pueda”.
En el segundo sondeo realizado sobre las ideas de la gente, muchos mencionaron que hay que evitar la violencia, que se debe pensar en el otro y cuidarlo, y respetar las normas. Así que Bromberg dice que una característica que ve en general en estos resultados de la segunda fase del proyecto es que los bogotanos sí quieren tener la oportunidad de portarse bien, les gusta cumplir la ley y que los demás la cumplan. Pero el lío ha sido, asegura él, que se está perdiendo la opción de explotar ese deseo de los bogotanos de cumplir la ley. “Además, al igual que el resto de colombianos, somos muy laxos en el tema de entender qué se debe hacer con el transgresor, tenemos muy por delante la palabra perdón y muy por atrás la palabra sanción. Eso lo decimos poco. Para que no me sancionen cuando hago algo mal acepto que no sancionen a otros”.
Finalmente, Bromberg asevera que cultura ciudadana no es hacer campañas pedagógicas, sino algo que tiene que ver con un trabajo de ingeniería con la autoridad, la policía, con expertos en comunicación, mucha actividad comunitaria. Y tampoco todo se resuelve con cultura ciudadana. También resalta que entre los candidatos actuales a la Alcaldía no ve a alguien que pueda convencer a la gente totalmente, una figura legítima y carismática que sea capaz de convocar nuevamente. “Entonces va a tocar hacer lo que se pueda”.
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